¿Quiénes somos?


No somos los más rápidos, ni los más técnicos, ni los que mejor suben, ni los que mejor bajan, ni los que más kilómetros hacen, ni los que más pulsaciones alcanzan, ni los que mejores bicicletas tienen, ni los que más entrenan, ni los que mejor saltan, ni los que mejor derrapan, ni los que mejores caballitos hacen, ni los que mejor pasan por trialeras, ni los que mejor vadean ríos y arroyos, ni siquiera los que mejor se toman las cañas de después. Somos todo lo contrario, somos diferentes, somos perdedores.

jueves, 29 de junio de 2017

BiciCoa 2017

Un año más, y con este van cuatro, llegó la cita anual de esta pequeña comunidad de perdedores: La esperada BiciCoa que celebramos el 17/06/2017.



Puntuales a la cita, ocho amigos fuimos los que nos juntamos en esta ocasión para hacer una ruta, como siempre, asequible y celebrar nuestra afición con una barbacoa junto al resto de familiares y amigos.


Echamos en falta a cuatro ilustres perdedores que por distintos motivos no pudieron acompañarnos en esta ocasión: Jaime, José Ángel, Jesús y Néstor.


En cambio pudimos disfrutar de la presencia de un nuevo miembro de la comunidad: Christian, porque participar de una BiciCoa otorga automáticamente el estatus de Perdedor.


El calor fue el gran protagonista de la jornada (obviando el licor de hiervas Ruavieja) y es que la ola de calor alcanzaba su punto álgido ese sábado. Perdedores para todo.



Comenzamos a rodar en torno a las 10:00 de la mañana tras aprovisionarnos bien de agua, embadurnarnos de crema solar (el que más y el que menos) y hacernos las típicas foto individuales y en grupo. Este año el recorrido había sido casi por completo renovado porque en la variedad está el gusto.


Lo que nos gusta es bajar, a casi todos, de manera que diseñé un trazado con muchos kilómetros de bajadas... que luego habría que remontar.


Track disponible en Wikiloc





A los pocos metros de empezar nos encontramos la mayor dificultad técnica de todo el recorrido: una bajada corta pero empinada, con roderas, tierra suelta, raíces, piñas y piedras. Como todas las cuestas empinadas se baja bien templando los frenos sin llegar a bloquear, dejando la bici correr... y no dejándose vencer por el miedo.


Raúl pasó el primero y sin problemas, como era de esperar. Pablo le siguió sin mayores problemas hasta que al final, como buen perdedor, se le olvidó sacar el pie de las calas y cayó de lado. El tercero fue Miguel....que no defraudó: se fue al suelo que es lo que se esperaba de él.



Tonto de mi, aún sabiéndolo, no pude esquivarle y caí detrás suya. El resto de los perdedores se pararon al ver la montonera. Sin consecuencias... más allá de la risa tonta y un par de rasguños.



Tras unos minutos de llaneo por el sendero que rodea el embalse de Ciudad Ducal y una corta subida volvíamos a bajar, esta vez por un camino con firme irregular, poco transitado y, como todos los de la zona, con mucha piedra suelta y, al transcurrir por un pinar, con piñas en las trazadas. Aparecemos en la pequeña ermita situada junto al arroyo del Corcho.



Aquí está la única fuente del recorrido pero acabamos de empezar y como no hemos hecho más que bajar no tenemos sed ni necesidad de rellenar los bidones. Continuamos la ruta, que transcurre esta vez por la pista paralela al arroyo hasta que se convierte en un sendero muy divertido... y peligroso en según qué puntos.



El Bombi pinchó para completar el cupo de incidencias, muy corto en esta afortunada ruta.  Cristian, por su parte, se sorprendió y nos dijo que bajábamos bastante a saco... ¡Cuando me vio luego subir se le quitó la admiración!


Llegamos al arroyo Retuerta y comienza el ascenso. Tenemos que subir por una pista hasta la carretera AV-502. Recordaba la subida bastante más tendida y Sergio me lo recrimina. La verdad es que el calor se nota, sobre todo los primeros kilómetros hasta contar con la sombra de los pinos. Poco a poco se hace camino y en tres grupos, Miguel y Juancar primero, Raúl, Sergio y el Bombi después y Pablo, Cristian y yo cerrando la marcha, llegamos a la carretera. La cruzamos para recorrerla en dirección sur durante apenas unos cientos de metros hasta tomar un camino que nos dirige de nuevo en dirección oeste. Este camino baja hasta el arroyo de la Monigosilla, que algunos cruzan sin bajar de la bici. Yo prefiero grabar a Juancar porque sé que le encanta el agua y se me iba a hacer muy raro que no acabara mojado. Como Miguel en la bajada, no defraudó.



Cincuenta metros con la bici a cuestas después, para superar un pedregal imposible de ciclar, tomamos una senda que nos conduce ya en dirección norte de vuelta a Navalperal de Pinares.



La senda termina en una pista ancha de grava que continúa picando hacia arriba. Ya ha pasado el medio día y el sol cae a plomo, cuesta avanzar. El cruce con la M-505 sabe a gloria porque ya sabiéndonos en el pueblo las cervezas frescas están al alcance de la mano.


Apenas un esfuerzo más para subir por la carretera de las lanchas hasta el puente sobre la vía el tren y tomar el camino que rodea Navalperal pasando por la piscina y la iglesia para llegar llaneando de vuelta a casa...



¡¡donde fuimos recibidos con refrescantes globos de agua!!





Ya imagináis cómo continuó la cosa: comida y bebida (mucha, que hacía mucho calor) en buena compañía ya que muchos amigos y familiares habían querido compartir este día con nosotros.


Y de regalo, unas gorras que mi Lourditas pintó a mano para todos los congregados.


Os dejo con algunos vídeos más, cortesía de el Bombi:








 


 







El año que viene celebraremos la quinta edición de la BiciCoa. Id reservando la fecha desde ya, que el lustro hay que celebrarlo por todo lo alto y todos juntos.